DIA 1 (8 de noviembre)

María, anunciada y prefigurada en el Antiguo Testamento

Apareció un lucero en medio de la oscuridad y anunció al mundo en tinieblas que la Luz estaba para llegar. El nacimiento de la Virgen fue la primera señal de que la Redención estaba ya próxima. «La aparición de Nuestra Señora en el mundo es como la llegada de la aurora que precede a la luz de la salvación, Cristo Jesús; como el abrirse sobre la tierra, toda cubierta del fango del pecado, de la más bella flor que jamás haya brotado en el jardín de la Humanidad: el nacimiento de la criatura más pura, más inocente, más perfecta, más digna de la definición que el mismo Dios, al crearlo, había dado al hombre: imagen de Dios, semejanza de Dios. María nos restituye la figura de la humanidad perfecta» (PABLO VI, Homilía 8-IX-1964). Jamás los ángeles habían contemplado una criatura más bella, nunca la humanidad tendrá nada parecido.
La Virgen Santa María había sido anunciada a lo largo del Antiguo Testamento. En los mismos comienzos de la revelación ya se habla de Ella. En el anuncio de la Redención, después de la caída de nuestros primeros padres (Gen 3, 15), Dios habla a la serpiente, y le dice: Establezco enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el calcañar. La mujer es en primer lugar Eva, que había sido tentada y había caído; y, en un nivel más profundo, la mujer es María, la nueva Eva, de quien nacerá Cristo, absoluto vencedor del demonio, simbolizado en la serpiente. Frente a su poder, el demonio no podrá hacer nada eficaz. En Ella se dará la mayor enemistad que se pueda concebir en la tierra entre la gracia y el pecado. El Profeta Isaías anuncia a María como la Madre virginal del Mesías (Is 7, 14). San Mateo señalará expresamente el cumplimiento de esta profecía (Mt 1, 22-23).
La Iglesia aplica también a María el elogio que el pueblo de Israel dirigió a Judit, su salvadora: Tú, orgullo de Jerusalén; tú, gloria de Israel; tú, honra de nuestra nación; por tu mano has hecho todo esto; tú has realizado esta hazaña en favor de Israel. Que se complazca Dios en ella. Bendita seas tú del Señor omnipotente por siempre jamás (Jdt 15, 9-10). Palabras que se cumplen en María de modo perfecto. ¿No colaboró María a librarnos de un enemigo mayor que Holofernes, a quien Judit cortó la cabeza? ¿No cooperó a librarnos de la cautividad definitiva? (Cfr. C. POZO, María en la Escritura y la fe de la Iglesia, pp. 32 ss).
La Iglesia refiere también a María otros textos que tratan en primer lugar de la Sabiduría divina; sugieren, sin embargo, que en el plan divino de la salvación, formado desde la eternidad, está contenida la imagen de Nuestra Señora. Antes que los abismos fui engendrada yo, antes que fuesen las fuentes de las aguas (Prov 8, 24). Y como si la Escritura se adelantara recordando el amor purísimo que había de reinar en su Corazón dulcísimo, leemos: Yo soy la Madre del amor hermoso, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Venid a mí cuantos me deseáis, y saciaos de mis frutos. Porque recordarme es más dulce que la miel... el que me escucha jamás será confundido, y los que me sirven no pecarán (Eclo 24, 24-30). Y, atisbando su Concepción Inmaculada, anuncia el Cantar de los cantares: Eres toda hermosa, amiga mía, no hay tacha en ti (Cant 4, 7). Y el Eclesiástico anuncia de una manera profética: En mí se encuentra toda gracia de doctrina y de verdad, toda esperanza de vida y de virtud (Eclo 24, 25). ««Con cuánta sabiduría la Iglesia ha puesto esas palabras en boca de nuestra Madre, para que los cristianos no las olvidemos! Ella es la seguridad, el Amor que nunca abandona, el refugio constantemente abierto, la mano que acaricia y consuela siempre» (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios, 279). Busquemos nosotros su ayuda y su consuelo en estos días, mientras nos preparamos a celebrar la gran solemnidad de su Concepción Inmaculada.
(lectura tomada de: http://www.mariologia.org/devocionesnovenasalainmaculada01.htm
Novena a la Inmaculada del Padre Francisco Fernández Carvajal)

canción para hoy: Madre del Redentor